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¡Alto! a la publicidad de Productos Milagro

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¡Llama ya! ¡Llama ya! ¿Le recuerda algo? A mi sí. Es la clásica frase con la que se termina un infomercial de un producto milagro, en el cual, por 30 minutos aparecen consumidores que lograron resultados fabulosos, especialistas que avalan el producto, estadísticas de quien sabe quién y hacen ver su producto, como la panacea de la esbeltez o de la curación a los males de la humanidad. A veces, hasta pensaba que eran más milagrosos que la propia Virgen de los Remedios.

Pues da la casualidad, que el pasado miércoles, el Presidente Felipe Calderón, firmó el Decreto por el que se reforman y adicionan  diversas disposiciones  del Reglamento  de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad, en pocas palabras, les pusieron un alto a los Productos Milagrosos.

En breve, dejaremos de la su publicidad que a más de uno convenció y engañó,  haciéndole creer que llegaría a ser la próxima Top Model [exagero], no tanto, pero sí, que entraría en esos pantalones que tanto le gustaban y que por el exceso de peso dejo de usar. También [confío] nos olvidaremos de los spots de productos que se ofertan como  la cura a todos los pesares de salud, pero que en realidad, pudieran poner en riesgo la salud del consumidor. 

La modificación al Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Publicidad viene a poner orden. Recordemos que  durante un tiempo fue tal la saturación de publicidad de Productos Milagro que hasta indignaba, pues de ante mano sabíamos que no funcionaban y nos preguntábamos, el por qué seguían anunciándose sin que nadie hiciera algo. La razón: la ley se los permitía. Pero ahora, las cosas deben cambiar.

También, hay que señalar que la proliferación publicitaria de este tipo de productos se debió en gran medida a que, como consumidores, buscábamos una solución a nuestros problemas. Soluciones fáciles, sencillas, aunque no tan baratas.

Y los comprábamos, los consumíamos, nos los untábamos, nos los poníamos y nos  sentíamos frustrados al notar que nada había cambiado, ¿y qué hacíamos al respecto? Nada.

Así como lo lee. Nada, ni siquiera una queja en la Procuraduría Federal del Consumidor, a pesar de que fueron miles de consumidores los que  adquirieron alguno de estos “menjurges  o artilugios” [creo]. Y es comprensible [justifico], nadie quiere que los demás sepan que compraron productos para adelgazar o supuestos medicamentos chafas que no funcionaron. Era la imagen la que había que guardar amigos poblanos [ironizo], ustedes comprenderán.

Y así, entre tanta publicidad con promesas falsas, medios de comunicación que no se preocupaban por lo la veracidad del producto y la mínima acción por parte de los consumidores, lograban un trinomio perfecto para el abuso.

Ahora, los consumidores estaremos protegidos de esta basura de productos, pues buena medida de la responsabilidad de que algún producto milagro llegue a la vista y oídos del consumidor  será del medio de comunicación donde se anuncie, ya que la modificación al Reglamento en cuestión dice que los medios de difusión deben asegurarse de que la publicidad que transmitan cuente con el permiso correspondiente o se haya presentado aviso ante la Secretaría de Salud.

Asimismo, será la Secretaría de Salud quien ordene  a los medios de difusión la suspensión inmediata, en 24 horas, de la publicidad de remedios herbolarios, suplementos alimenticios o productos cosméticos que se publiciten o comercialicen como medicamentos o productos milagrosos cuando no cuenten con registro sanitario vigente. De igual manera, para quien no cumpla con las disposiciones normativas, las multas se incrementaron, de 60 a 400 por ciento, para los fabricantes, distribuidores y comercializadores de este tipo de productos.

Como verán amigos consumidores, les pusieron un ALTO a los Productos Milagro por este lado, sobre todo a los que descaradamente les sigue valiendo madres.

Por hoy me despido, y sí compraste tu Slim Body Drink, ojala te haya servido, porque a mí no.


Twitter: @ConsumidorPue



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