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La Carrera Buap, lo bueno, pero también lo malo.

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1.La Salida en el Zócalo


Con todas las butacas abarrotadas, los cientos de corredores entraban de manera triunfal al Estadio Universitario, que los recibía, con gran algarabía y emoción, misma que les daba el último impulso para cruzar la meta con los brazos en alto y las gotas de sudor cayendo al suelo.

Al centro de la nueva casa de los Lobos BUAP, el templete, las luces y el sonido, estaban preparados. Los invitados de honor, listos. El Gobernador junto con el Rector, más que puestos  para su intervención y dar la bienvenida a los miles de asistentes, que la tarde del pasado viernes se congregaron para ser partícipes de la historia de la BUAP, para disfrutar del concierto, del espectáculo, de la noche.

Pero todo empezó cuando, el reloj marcaban las cinco de la tarde, cuando en el Zócalo de Puebla se desbordaban los nervios por empezar la Carrera, evento ancla para la Inauguración del Estadio Universitario. Pero no fue hasta pasada de la hora anunciada y cientos de rechiflas por la tardanza, que los corredores empezaron a dar los primeros pasos, las primeras zancadas, las primeras esquivadas hacia la meta de los diez kilómetros.

Ahí, al pasar por la salida, el Rector, orgulloso y sonriente, saludando a los universitarios y poblanos que se lanzaban por la gloria o por lo menos a llegar.

Las calles del centro de Puebla se vieron inundadas por el tsunami de la tenacidad, de la alegría, del esfuerzo, de las ganas de ganar, aunque sólo seis, tres por rama, lograrían alzar sus brazos sobre el pódium. Codo a codazo, hombro a empujón, y grito a pujido, todo mundo buscaba adelantarse al adversario.

Al llegar a la veinticinco  poniente, aunque muchos pensaban que tendrían toda la avenida para  lograr una ventaja  sobre los demás… ¡oh! sorpresa, al pasar el boulevard  cinco de mayo, los corredores entraron en un embudo debido a que, de este punto a la catorce sur, todos tuvieron que acomodarse en un solo carril de la calle, era como entrar en un laberinto y buscar el camino correcto, los huecos, y por ahí, seguir corriendo sin perder la ventaja, poca o mucha, que hubieran conseguido.

Para bien de todos,  empezando la catorce sur y hasta la meta, se pudo correr de forma normal, sin contratiempos, cosa que aprovecharon muchos corredores para acelerar y rebasar a uno, a dos, a cinco, a diez, a los que se pudiera.

Al pasar por el Instituto Oriente, todos sabían que la meta estaba demasiado cerca, ya faltaba poco, lo que los alentaba a mantener el paso, a tomar agua, a respirar bocanadas de aire vespertino iluminado por el sol que se escondía poco a poco. Y finalmente, cuando entraban al circuito interior de la universidad, sabían que estaban muy cerca del objetivo.

Y de repente, doblaban a la derecha y luego a la izquierda, y ahí, la Puerta que da acceso al campo de juego, al campo donde la gloria está reservada para unos cuantos, los más fuertes, los más veloces. Con cada zancada se podía vislumbrar más y más un estadio que aguardaba por los corredores.

Aplausos, gritos, manos levantadas, sueños, risas, altavoces, bailes…todo era emoción, todo era fiesta. Entrar a un estadio lleno, escucharlos, sentirlos, resultó una gran experiencia para todo aquel que haya participado, jamás experimentado por la gran mayoría.

Pero fue en la meta, donde el caos reino. Sí, donde sobro la emoción y la buena vibra, faltó la organización. Para recibir la sudadera se empezó a hacer una gran fila que poco a poco llegó a la meta, mientras llegaban y llegaban los corredores. Sí, ahí, en la meta, mientras unos estaban formados otros la cruzaban, estorbándose unos a otros, y nadie de la Buap para poner orden.

Después, la fila avanzó y las sudaderas para los quinientos que llegaron primero se habían acabado, sin siquiera haberles tocado a los quinientos primeros. Se formó  un tumulto para recibir una sudadera, que ya no había. El caos.

Pero mientras todo esto pasaba, los unos peleando una sudadera y los otros cruzando la meta con alegría y gran esfuerzo, en el ambiente se escuchaba, fuerte y claro: “Demos la Bienvenida al Gobernador Rafael Moreno Valle…”

Por hoy me despido, y si  peleaste por una sudadera que sí te tocaba, espero hayas sobrevivido.

Twitter: @ConsumidorPue


2.Fila para las sudaderas. A lo lejos se puede ver que llega hasta la meta.

3.Y sigue la fila y los corredores siguen llegado. Estorbándose unos a otros.

4.Gran tumulto de gente por las sudaderas.El Caos.

 5. Y se acabaron las sudaderas. Ni siquiera les toco a los 500 primeros. 

6.Vista general de un Estadio a Reventar de Emoción.
















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