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Bien dice el dicho, el abusivo vive, hasta que el consumidor quiere. En esta ocasión quiero hacer mención de algunos abusos que los prestadores de servicios cometen a sus consumidores, y que estos, por desconocimiento de sus derechos o por costumbre, dejan que pasen. Son casos rápidos y prácticos.

Primero hablare de los restaurantes. Cuando uno llega en grupo, háblese de más de 5 personas, los meseros dan por hecho, y así lo hacen, que la cuenta será una sola, sin siquiera preguntar. En la mayoría de los casos, los consumidores no tienen problema con ello, pero estamos en nuestro derecho de pedir cuentas separadas de cada consumidor.

Y bueno, cuando uno se atreve a pedir cuentas separadas, el mesero indignado y supuestamente, según sus políticas, no puede hacerlo. Eso es una gran mentira. Estamos en nuestro derecho de pedirlo y no se pueden negar. También suele pasar que en algunos restaurante [puntualizo] al llevarte la cuenta ya incluyen propina y esto, también es un abuso. Cabe señalar que la mayoría sí dejan en blanco la propina, esperando que el consumidor la determine.

Bueno, estos son los abusos que vemos, pero hablemos de aquellos que no vemos. Por ejemplo, la semana pasada la Profeco realizó operativo en restaurantes de comida argentina, y señaló como principal anomalía, que no pudieron comprobar que la carne que ofrecen como “importada” realmente sea importada. Así pues, puedes pagar un corte “importado”, sin serlo.

Ahora hablemos de los antros. Aquí sí que se cuecen todas las habas del mundo. Primero, te hacen esperar tras la famosa cadena antes de entrar; segundo, te condicionan el uso de una mesa a cambio de que consumas una botella; tercero, si no te pones buzo, al final te cobran precios de “carta  de borrachos”, es decir, que cuando llegas te enseñan una carta con ciertos precios, pero al final al llevarte la cuenta, los precios son superiores y cuando reclamas te enseñan otra carta, con precios más elevados  y como estarás medio movido, lo aceptarás; y finalmente, al llevarte la cuenta, ya te incluyen la propina.

Que podemos hacer en estos casos. Muchas cosas se han intentado. La Profeco ha implementando desde hace ya algunos años la campaña “Tus Derechos en el Antro” (que por cierto, fue una campaña que se originó en Puebla y más tarde se lanzó a nivel nacional, de la cual fui parte). Estos derechos establecen principios básicos respaldados por la Ley Federal de Protección al Consumidor:

  • ·        No pueden seleccionarte al entrar
  • ·         No pueden condicionarte la mesa por el consumo de algo
  • ·         Los precios deben estar a la vista o en la carta
  • ·         El consumo mínimo no es válido
  • ·         No te pueden cobrar el servicio o exigirte propina (es voluntaria)


No obstante de esta campaña o los operativos que se han implementado, los hábitos de consumo de los jóvenes no cambian. Quieren estar en el antro de moda, esperar detrás de la cadena, sentarse en la mesa mejor ubicada. Los jóvenes solo quieren divertirse y pasarlo bien. Todos pasamos la etapa ¡que no!. Pero ya es justo que cambie, sino, nuestros hijos pasaran por lo mismo.

Como verán, en alguna ocasión todos hemos permitido los abusos y los hemos solapado. Con el paso de los años, la experiencia, la madurez y el conocimiento de nuestros derechos como consumidor, han cambiado la historia. Bien dice otro dicho, el consumidor necesita “más empujones que un carrito de supermercado”, para que deje de permitir los abusos comerciales.

Por hoy me despido, y “Si consumes una chela, asegúrate de que te cobren una”
Twitter: @ConsumidorPue

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